LIDYA CUEVAS Uno se encuentra indefenso ante este trabajo,acata lo que se propone porque se hace con tal autoridad que no cabe nada, ni un conato de rebelión.Un áurea magnifica dedicada al enigmático personaje principal, una paleta de grises, sangrada, desgajada del protagonista para salpicar el paisaje nevado, una pequeña historia al fondo entre coches y personas que nos despistan lo justo, para rematarnos con estos complementarios enfrentados, sobre el hombro como una casaca , sobre la cara como una herida.Absolutamente maravilloso, por estas cosas merece la pena cualquier esfuerzo |
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